Razones para un merecido premio

Para el Instituto de Chile y la Academia Chilena de la Lengua, la entrega del Premio Nacional de Historia al académico Iván Jaksic, es un motivo de legítimo orgullo que se inserta plenamente en la historia de más de medio siglo del Instituto.

En reconocimiento “del enorme aporte de su trabajo en la historia nacional e iberoamericana”, el jurado del Premio Nacional de Historia entregó la distinción correspondiente a este año a Iván Jaksic Andrade, doctor en Historia por la Universidad Estatal de Nueva York y miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua. La suya, señaló el jurado, es una “obra de excelencia que le ha permitido relevar la diversidad de nuestra historia, además de mostrar la diversidad de sus facetas”. Se valoró igualmente “su insigne obra, especialmente, la referida a Andrés Bello”.

El profesor Jaksic, quien estudió Filosofía en la Universidad de Chile, ha ejercido cargos docentes y de investigación en numerosas universidades chilenas y, extranjeras. Desde hace diez años dirige en Chile el programa de la Universidad de Stanford como miembro de su Departamento de Culturas Ibéricas y Latinoamericanas. Es, además, presidente del Consejo Académico del Centro de Estudios de Historia Política de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Entre sus obras figuran “Andrés Bello: la pasión por el orden”, “Ven conmigo a la España lejana” y “Textos fundamentales: una antología de Andrés Bello”. Junto con los integrantes de la Academia Chilena de la Lengua Alfredo Matus y Fernando Lolas participó en 2010 en la edición de la “Gramática de la libertad”, una antología de diez textos clásicos de Bello. Dirigió el proyecto “Genealogía de las ideas de Bello: estudio de sus fuentes a través de los Cuadernos de Londres”.

Entre las razones para premiar a Iván Jaksic, el jurado destacó que “la calidad de sus libros y artículos y el cuidado en su preparación” le han permitido publicar bajo el auspicio de reconocidas editoriales como Oxford University Press, Cambridge University Press, Columbia University Press, Macmillan y el Fondo de Cultura Económica, entre otros, y que “en todas sus publicaciones se demuestra una erudición y un genuino interés en aportar a la historia de Chile e Hispanoamérica”.

El jurado, presidido por el ministro de Educación, Raúl Figueroa, estuvo integrado además por la premiada en 2018, Sol Serrano; el rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi; el presidente de la Academia Chilena de la Historia, Joaquín Fermandois, y el representante del Consejo de Rectores, Patricio Sanhueza, rector de la UPLA.

Filosofía, política y libertad

Con este galardón se premia a quien “se haya destacado por su aporte a la historiografía”. La obra de Jaksic, resumió en La Tercera el periodista Pablo Marín, “ha discurridos por caminos singulares, como el de la historia de la filosofía chilena e hispanoamericana: el autor hizo su tesis doctoral sobre el papel de la filosofía en los movimientos de reforma universitaria en Chile, texto que se convirtió en Academic Rebels in Chile. The Role of Philosophy in Higher Education and Politics (1989). En 2013, la obra fue traducida al castellano, actualizada y aumentada. Igualmente, ha publicado en el Inter-American Journal of Philosophy y en el Philosophical Forum, participando en obras colectivas como Filosofía e Identidad cultural en América Latina (1988) y permaneciendo activo en organizaciones dedicadas a la historia de la filosofía.

Otra obra fundamental, según el profesor de la U. Católica Claudio Rolle, es su libro “Ven conmigo a la España lejana” (2007), “sobre una generación de humanistas norteamericanos que quieren comprender al mundo del Imperio español porque están preocupados de entender cómo los imperios crecen y decaen”.

Nada, sin embargo, tiene la trascendencia del trabajo de Jaksic en torno a Andrés Bello.  Como señaló en una entrevista hace unos meses para el diario El Centro de Talca, “la obra de Bello en Chile es monumental. Tan solo su participación en la fundación de la Universidad de Chile, en 1843, lo inscribe en los anales de las figuras señeras de la república. Además, por dar otros ejemplos, en 1837 es elegido senador de la república hasta 1855; en abril de 1847, publica la primera edición de la ‘Gramática de la lengua castellana al uso de los americanos’”.

Y hay más. El historiador Cristián Gazmuri, en un comentario sobre “Andrés Bello, la pasión por el orden”, publicado en 2001, profundiza en la forma como Jaksic se aproxima a Bello: “Se trata, dice, de una estupenda investigación y una síntesis notable y nada fácil de hacer, porque –de más está decirlo– los temas que preocuparon a Bello fueron muchos y todos, o casi todos, los conoció en toda su profundidad, lo que ciertamente obligó al biógrafo a aproximarse al mismo desiderátum. Pero Jaksic muestra una enorme erudición y está a la altura de la tarea. Se enfrenta a la poesía medieval, al derecho, a la filología, a las políticas y tendencias educacionales de la época, a la teoría historiográfica y, a mi modo de ver, de todas estas pruebas sale airoso, explicando claramente y con buen sentido muchas difíciles cuestiones. Que hubo de leer mucho para conseguir este resultado es evidente.

El propio Jaksic, en una entrevista reciente, expresa su admiración sin reservas: “Bello fue un constructor de naciones, pero las naciones no se construyen de una vez y para siempre, sino que es un proceso constante. Su relevancia es haber sido fundacional, de una manera tal que es vigente hasta el momento. Muchos de sus temas son inquietudes actuales: la calidad de la educación, qué pasa con el lenguaje inclusivo y con la transparencia del sistema judicial”.

Es difícil explicar desde fuera cómo nació este entusiasmo. Hay, si, un hecho importante: tanto Bello como Jaksic vivieron el exilio. Y ambos, uno por mérito y otro por nacimiento, son chilenos de corazón. A ambos les preocupa el idioma y un profundo amor a la libertad, como lo planteó Bello en el discurso inaugural de la U. de Chile.

Abraham Santibáñez